Consta de dos partes: un pie de madera con tres patas y un depósito de agua en cerámica con tapa de porcelana. Está decorado con motivos florales y tiene una manilla de grifo en bronce.
Este tipo de filtros se generalizaron a finales del siglo XIX. El filtro hace que el agua haya sido colada, decantada y depurada, entregándola en perfectas condiciones de potabilidad.