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La almendra. Tradición y cultura de un cultivo singular

Del 14 de marzo al 18 de mayo de 2025


El almendro, originario de Asia Central y Occidental, se expandió a través de Oriente Próximo y Europa, hasta que los fenicios lo introdujeron en la Península Ibérica en torno al 1.100 a.C. En la Península contamos con más de 50 variedades de almendra, destacando la Marcona, de gran calidad, autóctona de Alicante y la más utilizada en la elaboración de turrones.


En el yacimiento de La Alcudia (siglo II a.C.), en el corazón del agro ilicitano, se han hallado restos de almendras que se remontan al periodo íbero-romano del asentamiento. Con el tiempo, el almendro ha ido popularizándose en la gastronomía peninsular, extendiéndose su superficie y convirtiéndose en el principal cultivo arbóreo del campo de Elche con la llegada del agua dulce elevada del río Segura, a principios del siglo XX.  


Tras los riegos, la poda y otros tratamientos, la recolección de los frutos se realiza en verano mediante el vareado con cañas y la disposición de telas bajo el árbol, que facilitan la recolección. En pequeñas explotaciones, los agricultores pelaban las almendras de forma manual, las secaban al sol y las almacenaban en sus propias casas.


Con el desarrollo mecánico surgen las descascaradoras (els partiors), que procesaban las almendras para su comercialización. Actualmente, empresas como Manolet almonds han modernizado estos procesos con tecnología avanzada para la comercialización de almendras, productos derivados y cáscara como combustible o biomasa.  


La almendra es esencial en la gastronomía ilicitana y así se puede ver reflejado en el menaje de hogar, pues en cada casa había un molinillo para moler almendra; además de su presencia en recetas como la tarta de Elche u otros dulces del sureste peninsular, como la confitería navideña elaborada en Xixona.


Con el paso del tiempo, aquellas cajas metálicas y de madera, con imágenes de lobos sonrientes o de fábricas con chimeneas humeantes, guardaron canicas y cromos o se convirtieron en costureros, haciéndose un hueco en nuestros hogares hasta nuestros días. 

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